Volvemos del estío con energías renovadas con un tema atemporal y suponemos que muy culto, por eso de que está en latín: el coitus interruptus. Dícese de la interrupción accidental o provocada que se produce durante el acto reproductivo entre dos personas (o más, pero no nos vamos a meter en ese jardín). Eso sí, tiene que haber un animal involucrado. Y no, no nos referimos a tu marido.

Carlos Rodríguez e Iván Cortés se manejan bajo la batuta de Beatriz Ramos para ofrecer un programa en el que caben sorpresas de todo tipo: desde conexiones inesperadas hasta fallos técnicos que serían la envidia de cualquier informático de la administración pública.

Un binomio de indescifrables adivinanzas es lanzado por Iván – valeroso él – retando a nuestra sinapsis neural que llega un tanto deteriorada del verano.

No faltan las consultas, curiosidades, enredos y alternancia de risas e insoportables chillidos que pondrán a prueba la (in)capacidad de Guillermo Enrich para manejar la mesa de mezclas.

Volvemos para quedarnos una temporada más, confiando en que no exista “interruptus” alguno que nos lo impida.