Ser parte del Reino de Dios es tomar decisiones sensatas, es dedicar nuestra vida a Su servicio, pero sabemos. Que hacer esto nos hará pagar un alto precio. Atesoramos la salvación recibida por el sacrificio de Jesús quién compró a un precio muy alto un futuro maravilloso para nosotros, no solo para después de esta vida, si no aquí en la Tierra que vivimos, en el aquí y en el ahora. Aunque seamos maltratados, hostigados, perseguidos o despreciados por hacer lo justo, Él nos ayudará a que ese dolor no nos debilite. Oramos al Padre para poder ser fieles en toda circunstancia sin importar cuán profundas sean las aguas de la dificultad o la tentación. Las palabras de Jesús fueron claras: Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga. Si sólo les preocupa salvar su vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se salvarán. Mateo 16:24-25 TLA. ¡Que vivir por Tu causa sea lo más importante en nuestra vida! ¡No hay mejor manera de vivir! 

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