Consciente o inconscientemente cuando hacemos una lista de resoluciones para el nuevo año, estamos declarando la visión, o visiones que tenemos para nosotros, la familia, el ministerio y cualquier otra área de nuestras vidas.

Ahora bien, hemos vivido lo suficiente para saber que una cosa es escribirlas y otra cosa muy diferente ejecutarlas. La vida está llena de distracciones, responsabilidades y situaciones inesperadas que sin darnos cuenta tienen el potencial de desenfocarnos y perder el horizonte de la visión que nos hemos planteado para este año nuevo. Por ejemplo, los pagos hay que hacerlos hoy, las crisis hay que resolverlas ahora mismo, la visión, bueno algunas veces queda para después. Fácilmente podemos sacrificar lo mejor por lo bueno y todos corremos el riesgo de permitir que los aspectos secundarios de nuestra vida nos roben el gozo de ver nuestra visión hecha realidad. Así que tengo una pregunta para usted: ¿cuál es la visión que usted tiene para este nuevo año? Antes de que me responda, me gustaría que juntos exploráramos un episodio en la historia de Nehemías que puede ayudarnos a que nuestras resoluciones para este año sean una realidad. 

Después de librar algunas batallas finalmente Nehemías había conseguido avanzar en la reconstrucción del muro, ya casi la obra estaba por terminarse, lo único que faltaba era poner las puertas en su lugar. Los enemigos de Nehemías no iban a quedarse quietos así que comenzaron a fraguar un plan con el único objetivo de interrumpir la culminación total de la obra (Nehemías 6:1-2 NVI). Sambalat y compañía invitaron a Nehemías a una reunión, su intención era interrumpir la obra que estaba haciendo, separarlo de quienes lo apoyaban, para luego matarlo. Nehemías no tenía claro la extensión de su plan, lo que él sabía es que ellos aparentemente tenían la intención de establecer un acuerdo de paz. Sin embargo, Nehemías en medio de todo tuvo el discernimiento para percibir que algo no andaba bien. Observe su respuesta.  “Así que envié unos mensajeros a decirles: «Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir. Si bajara yo a reunirme con ustedes, la obra se vería interrumpida». Cuatro veces me enviaron este mensaje, y otras tantas les respondí lo mismo.” Nehemías 6:3-4 (NVI). Si me lo permite me gustaría pedirle que repita conmigo las mismas palabras que dijo Nehemías: “Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir” Nehemías sabía que lo que estaba haciendo era parte de una agenda divina, y eso le dio la percepción para evitar reuniones. Él sabía que no tenía tiempo que perder, que lo que estaba haciendo era crucial e importante.

Hay una verdad de su lista y mi lista de resoluciones, uno o más de los aspectos de esa lista no se pueden postergar más. Son de carácter urgente, reflejan la voluntad de Dios, son decisiones que usted debe hacer porque afectan directamente la agenda que Dios tiene para su vida y la de su familia. Ya sea su relación matrimonial, familiar, dejar malos hábitos, hacer cambios, lidiar con una adicción, mejorar su relación personal con Jesús, crecer y madurar espiritualmente o cualquier otra cosa. Cuando usted responde con urgencia a cualquier aspecto de su vida que está conectado directamente con la agenda de Dios, el resultado será una mejor versión de usted mismo. Usted quiere una mejor versión de usted mismo, es más, las personas que lo rodean, su cónyugue, sus hijos, su familia, sus amigos, los hermanos de la iglesia, todos quieren una mejor versión de usted. Así que de nuevo me gustaría preguntarle: ¿cuál es su visión de vida para este año nuevo? Nehemías, a través de su respuesta nos enseña la manera efectiva de lidiar con las distracciones. Cuando en nuestro interior hay una clara percepción o imperativo moral de que lo que estamos haciendo es parte de una agenda divina, no vamos de ninguna manera a postergar aquellas cosas que merecen nuestra atención. ¿Y sabe qué es lo mejor de todo? Que usted ya sabe cuáles son. Lo más seguro es que su cónyugue ya se lo ha dicho, sus hijos, su pastor y aquellas personas que lo aman, personas que al decirle la verdad no tienen nada que ganar o que perder. ¡Así que manos a la obra!