Si alguna persona tiene un carro viejo, en vez de cambiar cada rato algún repuesto es mejor que compre uno nuevo. Nuestra vida espiritual es lo mismo, en vez de reparar lo que ya no funciona, es mejor cambiar totalmente, a eso es a lo que llamamos “El arrepentimiento verdadero”.

Por eso, cuando se arrepienta en vez de decirle a Dios “Oh Dios robe, adultere, mentí, perdóneme” debe decirle “Oh Dios adultere, robe, pero no solo eso, yo soy una concentración del pecado, mis hechos son todos inmundos, por eso yo desecho a mi mismo” y luego debe recibir el corazón de Jesús y puede lograr la vida de creencia correcta.