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Episodio 106 –El Estanque de Betesda [Serie: Las Conversaciones Privadas de Jesúa]

Episodio 106 –El Estanque de Betesda [Serie: Las Conversaciones Privadas de Jesúa]

Released Saturday, 15th April 2023
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Mientras preparaba la cápsula de hoy...

  A través de los años que llevamos haciendo estas cápsulas (Cuando Oras y ahora en En Tu Palabra) el Señor me ha llevado por rutas interesantes. Hemos analizado textos bíblicos desde diferentes perspectivas para integrar mensajes no solo de bienestar humano sino de espiritualidad y crecimiento. No obstante admito, que son los mensajes de renovación y transformación de vida los que calan hondo en mi corazón. Precisamente en esta serie “Las Conversaciones Privadas de Jesús”, nos hemos encontrado mucho estos temas; y El Estanque de Bethesda no es la excepción.  Es por esa razón que este tema llega quizás fuera de la ventana en que usualmente publicamos. En este lugar había necesidad, suciedad  y estancamiento…. Quizás había la intención de buscar sanidad (por lo que se contaba del movimiento del agua) pero sostenida en la “suerte” y no en la certeza. Tristemente, hay veces en que la iglesia se comporta de esta manera. Más aun, asimilamos estas actitudes en nuestra vida. Dios nos invita a un encuentro con la Verdad que nos renueva y reconstruye. Espero que puedas disfrutar de esta cápsula, aún si la escuchas un sábado. Pero no te preocupes que la segunda parte estará disponible el lunes como de costumbre. Dios te bendiga.

 

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Dios les bendiga de manera especial. Este es el día que el Señor ha hecho, nos alegraremos y gozaremos en su presencia. Continuamos reflexionando sobre las conversaciones privadas de Jesús. Esas enseñanzas que reciben no desde la predicación, sino desde la conversación. Estaremos reflexionando en lo que reseña el Evangelio de Juan, capítulo cinco en los versículos del uno al once. Aunque hoy nos estaremos refiriendo a la primera parte de esa historia. La biblia dice que después de estas cosas había una fiesta de los judíos y subió Jesús a Jerusalén. Y ahí en jerusalén cerca de la puerta de las ovejas hay un estanque llamado en hebreo Betesda el cual tiene cinco pórticos. Y allí yacían multitud de enfermos ciegos cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua; Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque y agitaba el agua. Y el primero que decendía al estanque después del movimiento del agua quedaba sano de cualquier enfermedad. Me gustaría hablarles a los que alguna vez se han sentido estancados en alguna parte de sus vidas. O alguna vez han estado estancados en algún lugar. Conozco más de una persona que se ha sentido estancada en alguna circunstancia, en algún momento vivido, en algún hábito, en alguna relación, en algún sitio que quizás tampoco quiero estar. Yo creo que el día de hoy el Señor nos está llamando a que nos levantemos y decidamos hacer algo con nuestras vidas. Venimos a hablarles a aquellos que saben que no deberían estar en ese lugar: estancados, limitados, decepcionados... Porque el Señor tiene un propósito para ellos maravilloso. Y yo creo que es tiempo también de hablar claro... Aquello que a veces nos estanca, no necesariamente son circunstancias que están fuera de nosotros. Sino que es un sistema de pensamiento dentro de nuestras vidas, son fortalezas espirituales y mentales; cadenas que llevamos dentro de nosotros. Y hay veces que esas fortalezas se traducen en un espíritu de autocompasión y de víctima que nos destruye y que nos limita en esa experiencia de alcanzar un propósito completo en el Señor. Betesda era un estanque ubicado muy cerca del estanque de las ovejas. Y ese estanque era utilizado por los peregrinos para que lavaran los animales y ofrecerlos para el sacrificio. Bethesda no era un lugar bonito, era un lugar que apestaba a excremento de animal, había ruidos, movimiento caos, había mucha gente enferma, paralíticos, ciegos, sordos, enfermos, gente que no tenía solución y esperanza para su vida. Era un lugar bastante complicado, socialmente deprimente. Los judíos no tenían claro esto de esa historia que se contaba en medio de la comunidad de que de vez en cuando un ángel descendía a ese estanque y agitaba el agua; Y el primero que descendiera el estanque era sanado de esa enfermedad. Hay veces que hay historias que se convierten en experiencias imaginarias y aún se constituyen en supersticiones. Así que muchas de estas personas estaban aferradas a esa esperanza. Literalmente, cientos de enfermos pasaban días, semanas, meses y años esperando una oportunidad para un milagro. Así que mire qué impacto tenía sobre aquella comunidad que las autoridades judías tuvieron que hacer cinco pórticos adicionales para albergar a esa multitud. Allí había un hombre que hacía treinta y ocho años estaba en el mismo lugar. Y la verdad es que hay mucha gente que hace mucho tiempo que está en el mismo lugar. Me llama la atención el nombre del lugar Betesda porque es un nombre arameo que traducido al español significa Casa de Misericordia. Así que no puedo evitar pensar que eso es lo que es la iglesia hoy, una casa de misericordia. Y a veces me parece que la iglesia también se parece demasiado ese estanque, donde hay multitud de gente esperando por años sentados en una silla; cada domingo esperando que un agua mágica, entre comillas, se agite por un ángel y tu vida cambie milagrosamente. Me parece que hay veces que estamos esperando un golpe de suerte. Cuando lo que Dios quiere que hagamos es que asumamos responsabilidad sobre nuestra propia vida, porque él tiene promesas para nosotros y libertad para nuestro corazón. Hay veces que estamos muy aferrados a la fe de otras personas y no estamos asumiendo nuestro propio compromiso con la vida y con el Dios que nos ha llamado. A veces he recibido gente que me dice: "Pastora, ore por mí para que mi matrimonio cambie"... Podemos orar y está bien, pero tu matrimonio cambiará cuando confrontes tu problema y tengas la disposición a ser parte de la solución. Hay otros que me han dicho: "Pastora, estamos urgiendo las ellas para que se llenen". Podemos orar y ungir las sillas y el templo para que se llenen, pero yo creo que se llenarán cuando todos nosotros hagamos el trabajo que nos corresponde compartiendo nuestra fe. Yo creo que en en este momento el Señor nos está diciendo en esa parte, primera de la historia, que debemos mirar el cristianismo como un movimiento que nos invita a asumir una gran responsabilidad sobre nuestra vida, sobre nuestro compromiso con Dios y con los demás. Yo creo que el señor allí, en ese encuentro con ese hombre postrado, simplemente estaba extendiendo su mano no solo para levantarle físicamente, sino para que asumiera una responsabilidad de vida y para que su vida cambiara para siempre. Que el Señor nos ayude a entender.

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