Dios te bendiga de manera especial. Este es el día que el Señor ha hecho, nos alegraremos y gozaremos en su presencia. Estamos comenzando una nueva serie basada en las conversaciones privadas de Jesús. Esas enseñanzas que se reciben no desde la predicación, sino desde la conversación. En el segmento anterior estábamos hablando acerca de este acercamiento de Jesús hacia la mujer samaritana (Juan capítulo cuatro). El texto describe de que a Él le era necesario pasar por Samaria y se acomoda junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob y Él cansado del camino se sentó allí a esperar que alguien llegara. La escritura dice que viene una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dice: "dame de beber". Es interesante porque al principio del Evangelio de Juan se presenta una descripción elevada de Jesús: "En el principio era el verbo y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios". Pero también el Evangelio lo presenta muy humano. Jesús se cansa y tiene sed. Su humanidad es tán inconfundible como su divinidad. Nuevamente reiteró que interpretó a Jesús divinamente perfecto, humanamente interesante. Una mujer Samaritana se acerca al pozo y él le pide de beber. En este acto espectacular se encierra una profunda teología de misión mis amados del Señor. Jesús se humilla de tal modo que necesita que ella le preste servicio. No establece su relación inicial con ella, explicándole cuánto le necesita a Él y su mensaje, eso vendría más tarde. Pero interpretó un principio muy interesante. La única manera de construir amor entre dos personas, o dos grupos de personas, es estar tan relacionados los unos con los otros que nos necesitemos. La comunidad cristiana debe servir, también debe estar en una posición en la que necesite ser servida. Jesús derribar la pared de la desigualdad que existía entre un ser humano y otro, eleva la autoestima de esta mujer. Solo los fuertes son capaces de dar a los demás. La dignidad de la mujer se vea firmada cuando Cristo le pide que le ayude con los recursos que ella dispone. No sólo Jesús derribar la pared de la desigualdad que existía. Jesús ignora la utilidad que durante más de quinientos años se había desarrollado entre los judíos y los samaritanos. Él se constituye en un pacificador. Jesús no se detiene ante la pared racial Judíos/ Samaritanos que levanta ella, sino que continúa con su intención principal, satisfacer la necesidad espiritual. Jesús le dice, y si él le dijo, yo quiero escuchar: "Ve y llama a tu marido y ven acá". Entonces dice el texto en el versículo diecisiete: "respondió la mujer y le dijo: "No tengo marido"". Jesús le dice: "Bien has dicho no tengo marido, porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido. Esto has dicho con verdad". En la conversación con la samaritana, Jesús trabajando con su verdadera necesidad. Podemos ver la forma en que se progresa el tema y se prepara ese ambiente para que ella reciba el mensaje. Y hay algo poderoso que descubro aquí, ante una vida complicada, cuestionable, no hay rechazo. Luego de abordar ese tema de los maridos, quizás de forma breve, ella desvía el tema de la conversación al punto de mayor controversia entre judíos y samaritanos, lugar de adoración. Es un tema relevante que Cristo quiere atender. Saben ¿por qué? Porque son más de quinientos años de rencilla. Mas sin embargo cristo quiere calibrar el corazón de esa mujer para que entienda que la hora ha llegado y ahora mismo es; en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. Dios es espíritu le dice a la mujer y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero. Qué tremenda conversación, se está llegando a un punto de convergencia poderoso. En primer lugar, se trata del corazón que se redime ¿saben por qué? Porque ¿cómo podemos adorar al Dios del cielo si todavía no hemos tratado con el pecado que nos aleja de él? En segundo lugar, la verdadera adoración a Dios viene de un corazón, que desea hacer de Dios el centro de todo. Interpretó también que la verdadera adoración a Dios es el deseo de continuar aumentando nuestro conocimiento de Él. Conocimiento que va más allá de la información a la que nos exponemos o de la interpretación que hacemos de nuestros hallazgos. Es un conocimiento arraigado en una relación de amor que supera todas nuestras expectativas, y que nos llevará a la transformación de nuestra mente y entendimiento. La mujer le dice: "Yo sé que va a venir el mesías y cuando Él venga nos explicará todo". y Jesús le dice: "ese soy yo, el mismo que habla contigo". Sorprendente ¿no? Pocas veces Jesús revela de forma directa que es el mesías. Inclusive le ha prohibido a sus propios discípulos que lo divulguen. Pero parece que Jesús ha encontrado en esta mujer la virtud de comunicar lo que le es revelado. En esta ocasión, como resultado de esta conversación, la mujer no sólo entiende que Jesús es el mesías; sino de que la verdad ha sido tan impactante en su vida que ha decidido ser testigo. El versículo veintiocho dice: "Entonces la mujer dejó su cántaro y fue a la ciudad y dijo a los hombres: "Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuánto he hecho. ¿No será éste el cristo?"". Buen mensaje evangelístico, buen punto de conexión... ¿Y saben una cosa amados? El resultado no se hizo esperar el versículo treinta y nueve en adelante dice: "Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él, por la palabra de la mujer que daba testimonio diciendo: "me dijo todo lo que he hecho"". Que el Señor nos ayude a entender.