La principal diferencia entre un matrimonio cristiano y un matrimonio no-cristiano es que Cristo es el centro del matrimonio. Cuando dos personas se unen en Cristo, su objetivo es crecer en semejanza a Cristo a lo largo de la vida del matrimonio. Los no cristianos pueden tener muchas metas para su matrimonio, pero la semejanza a Cristo no es una de ellas.
Las esposas deben someterse a sus maridos "como al Señor" (Efesios 5:22), no porque ella deba ser servil a él, sino porque tanto el marido como la mujer deben someterse mutuamente "Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efesios 5:21). Y porque se trata de una estructura de autoridad dentro del hogar, con Cristo a la cabeza (Efesios 5:23-24). El respeto es un elemento clave del deseo de someterse; las esposas deben respetar a sus maridos como los maridos han de amar a sus esposas (Efesios 5:33). El amor mutuo, el respeto y la sumisión son la piedra angular de un matrimonio cristiano. Basándose en estos tres principios, tanto el esposo como la esposa, crecerán en semejanza a Cristo, creciendo juntos, no separados, a medida que cada uno madura en la piedad.
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