Mi historia comienza en el barrio bajo de Mezquitán en Guadalajara, sin altas expectativas y pocas esperanzas, nací en una familia de clase media, provechosa en sus inicios por una empresa familiar formada por mi abuelo, sumido en el vicio de las drogas y el alcohol tras la frustración de ser considerado un chico destinado a sobresalir y lograr lo que se proponga por la idolatría de su padre por su sueño de ser futbolista profesional, ante la desilusión de no contar con el amor por la pelota y las habilidades para desarrollarlo.