(De anónimos, cómplices y héroes íntimos)

Muchos de nuestros lectores quizá desconozcan el término latrinalia; no obstante, da lo mismo saber lo que significa o no, porque, en este caso, hemos decidido dotarla de un nuevo significado: el nuestro.

Y es que, para ser sinceros, ninguna de las acepciones actuales nos ajusta del todo. Ni nos referimos a los latrinalia como “inscripciones encontradas en las letrinas de la antigua Roma”; mucho menos, como se hace en la tradición anglosajona, a un sucedáneo del terminajo “shithouse poetry”.

Para nosotros, latrinalia es algo más. Creemos en la espontaneidad de un graffiti, en la fuerza expresiva que se esconde en el anonimato, en la profundidad reflexiva de un efímero aforisma, en el guiño exquisito de un autor hacia sus lectores cada que publica alguno de sus textos. Y todo esto no es más que una metáfora para este enorme espacio público que es la Internet. Lectores voraces ansían escritores por miríadas.

Tenemos el pretexto perfecto para convocar a autores desconocidos a hacer comunidad, a mirar más allá de las limitaciones propias y superar vicios, inercias, falta de convicción… Queremos que seas el héroe de tu propia historia. Cual modernos Prometeos, queremos compartir esta llama de inspiración y conocimiento.

A esos creadores de universos paralelos, escuchas de musas, labradores de quimeras, cultivadores de la palabra. A ellos me dirijo cuando cojo esta botella y la arrojo contra la quilla de esta nao, para llamarla “Latrinalia”. Bienvenidos a esta aventura, cómplices de la pasión por las letras.