¡¡Una polonesa de Beethoven!!... Y Chopin no había nacido todavía...

Quizá este movimiento alla polacca del Triple Concierto para violín, violonchelo y piano de Beethoven es una de las primeras puestas en escena de música con auténtico espíritu popular, ya sin las pelucas ni los monóculos del Neoclasicismo. Ponemos ejemplos de "polacas" formateadas por la estética del XVIII: Telemann, Haydn...

Pero Beethoven ya estaba dispuesto a dar vida o a sublimar el "espíritu del pueblo" (Volkgeist): escuchamos una canción polaca suya, otra ucraniana, ¡¡y hasta una jotica española arreglada por él!!...

El Triple Concierto (dedicado al hermano del Emperador: el Archiduque -y luego cardenal- Rodolfo) se abre, no obstante, con un primer movimiento de sones majestuosos mezclados con canción de camaradas y con himno, en esa especie de "democratismo sonoro" que Beethoven profesaba, todos ellos sometidos al desafío del Desarrollo y a la sublimación de la Reexposición.

El segundo movimiento, sin más.

Y en el tercero, el Rondó, ya tenemos esa polonesa engrandecida. Pero es vital esa sucesión de notas que suben, un motivo musical como de "sólida alegría" que es común a todos los temas. El final es una híper-afirmación de este ascenso sonoro y emocional.

Felices polonesas ascendentes, queridos-as,,,

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