Las expectativas vienen de tu interior.
Se desarrollan a lo largo de una vida de superación de obstáculos y decepciones. Nacen de la perseverancia, la fortaleza mental y los modelos a seguir que te los transmitieron.
Nacen de la creencia de que cualquiera puede superar sus circunstancias y encontrar su propio éxito.
En otras palabras, las altas expectativas deben ser parte de lo que eres.
De hecho, esa parte de ti que no acepta excusas y sabe que puede trascender sus propios obstáculos y dificultades es tan clara como el agua.
Cuando dices “Tú puedes hacer esto”, “Creo en mi” o “Así es como lo vamos a hacer”, creen que es verdad.
Es posible que no puedan explicar esta fuerza siempre presente que te rodea y te acompaña todos los días.Ellos creen la definición que les das sobre ellos mismos. Creen en tu palabra de que realmente pueden conquistar cualquier cosa que les pongas por delante.
Liberarnos de las expectativas que los demás tienen hacia nosotros ya es un gran paso, una tarea difícil que requiere de mucho valor. Si además logramos entender que no hemos fracasado y que la decepción y la frustración es de los demás,
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