Las águilas pueden discernir cuando se aproxima una tormenta. Cuando detectan esos vientos tormentosos, ellas se elevan hacia el viento recio y apacible donde pueden descansar y reposar. De la misma manera, los hijos de Dios debemos detectar los vientos tormentosos y elevarnos al viento apacible que provee Dios. ¡En el viento recio y apacible está tu milagro!