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93. Me cuesta hablar en público, ¿hay alguna solución?

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Released Thursday, 10th February 2022
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Me cuesta hablar en público, es una afirmación que puede que repitas cada vez que sale el tema de las presentaciones. Pero la realidad es que tendrás que hacerlas, y por lo tanto, tratar de afrontar esa dificultad que crees que tienes para comunicar delante de otras personas. Las técnicas para vencer el miedo de hablar en público no son milagrosas, pero si trabajas sobre una hoja de ruta cada vez que tengas que hacer una presentación, el miedo a hablar en público irá disminuyendo. Esa hoja de ruta es la siguiente: Rebaja tus expectativas. Prepara bien tus discursos. Ensaya. Usa técnicas para controlar tus nervios Veamos cada punto de esa hoha de ruta en detalle, para que agarres el miedo escénico del cuello de una vez y puedas dejar de pasarlo mal en cada presentación. Rebaja tus expectativas Voy a desvelarte un gran secreto de los grandes oradores: Ellas y ellos también están nerviosos antes de hacer una presentación importante. Claro, ¿cómo no van a estarlo? Hablar en público es importante, y exigente, no es una situación cualquiera. Si haces mal un examen escrito nadie te está mirando cuando dejas una pregunta en blanco o te equivocas en una respuesta, pero las presentaciones ocurren en directo, delante de muchas personas que te están observando fijamente. Por eso es una situación ante la que el cuerpo reacciona, te pone alerta, activa tu sistema nervioso como si tuvieras que huir de un león en la sabana. Y eso ocurre quieras o no quieras. Estaría genial poderle decir a ese sistema nervioso que no produjera sudor, rojez o temblores al salir al escenario, pero resulta que es autónomo, vamos que va a su rollo sin que tú puedas hacer nada. Bueno, esto no es del todo cierto, pero hablaremos de ello más adelante. La cuestión es que no puedes aspirar a que esos signos no aparezcan cuando tengas que hacer una presentación. No quiero sudar. No quiero que me tiemblen las manos. No quiero enrojecerme. Si, si, estaría genial, pero eso no va a ocurrir en tus primeras intervenciones. La clave es aceptarlo y rebajar tus expectativas al tener que hacer una presentación. En lugar de esperar que ocurra lo anterior, puedes pensar en lo siguiente: Lo voy a hacer a pesar de los nervios. Eso es lo que piensan esos grandes ponentes, saben que los nervios estarán ahí, y tratan de convertirlos en adrenalina que les de energía para estar a tono en su intervención. Su gran virtud es que lo consiguen, tu camino quizás algún día te lleve también ahí. Pero por el momento, trata de que tu expectativa no tenga que ver con regular cuestiones que no están en tus manos. Céntrate en aquello que si puedes controlar y adapta a ello lo que esperas que ocurra en tu ponencia. Recuerdate los días previos a tu charla lo siguiente: Lo voy a hacer a pesar de los nervios. Y la segunda parada de nuestra hoja de ruta nos lleva a algo que definitivamente está bajo tu control… Prepara bien tus discursos Hace un tiempo me dolía bastante el cuello, a la altura de las cervicales. Hubo un momento en que me dolía la cabeza casi a diario y tenía que tomarme un paracetamol para aliviarlo. Era relativamente efectivo, pero cada vez que dejaba de tomarlo me volvía a doler el cuello y la cabeza. Decidí visitar a un amigo fisioterapeuta y me dijo que me haría un masaje y que posiblemente mejoraría bastante, pero que si seguía con el mismo tipo de vida posiblemente el dolor volvería. ¿Qué puedo hacer? le pregunté. Puedes hacer unos ejercicios de forma regular para fortalecer la musculatura de alrededor del cuello. Me explicó los ejercicios, y empecé a hacerlos. Desde hace muchos meses los he hecho con la disciplina de un monje, y el resultado es que no he vuelto a tener dolor de cuello. Cuando tienes que hacer una presentación se escuchan muchos consejos y trucos dirigidos a salir del paso. Estupideces como: Imagina al público desnudo. No ensayes, porque no parecerás natural. Toma una pastilla de X fármaco antes de tu intervención. Vamos,

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