Mi padre y su hermano llegaron a Lima cuando estaban en sus 12 o 13 años y mi abuelo, quien no tenía muchas habilidades de relacionamiento con mocosos, así que los envió cierto verano a trabajar como ayudantes de Mustafá, comerciante de telas que regentaba un próspero negocio. Pero como corresponde a su edad, más era lo que fastidiaban que lo que ayudaban, sobre todo cuando de números se trataba.

En mi episodio de hoy te cuento de como los números tienen una magia irresistible sobre nuestras mentes además de algunos trucos que siempre usan contigo y tú ni cuenta.