Cuando Jesús camina con nosotros no debemos tener miedo a las malas noticias. Cuando él está en nuestra barca, la furia del viento y la fuerza del mar no pueden devorarnos.
No endurezca su corazón por las adversidades. Adore a Dios, cante alabanzas a su nombre y ríndale acciones de gracias. Eso cambia- rá su vida. Eso producirá un impacto duradero en las personas
Nuestra vida no está a la deriva. Las riendas de la historia no están en las manos de los poderosos de este mundo, sino en las ma- nos de aquel que está sentado en el trono.