Creo que me dediqué a las artes porque cuando escucho veo. Ya sea que me cuenten algo, que me ponga a leer o que escuche música.

Todo el tiempo aparecen imágenes en mi cabeza que bien podrían ser escenas de películas, de puestas teatrales o performances

Esto es algo que me acompañó toda la vida y que aprendí a disfrutar.

Cuando alguien me conecta con la intención de que nos pongamos a trabajar lo primero que hago es preguntar quién es que está del otro lado y que viene a buscar.

Estas preguntas apuntan a conocer su recorrido profesional, a recibir una aproximación acerca de lo que pretende que hagamos en común, pero sobre todo a ver que imágenes aparecen y cómo nos entendemos.

Dependiendo del camino transitado y de la necesidad planteada en algunos casos me dedico a ver material de trabajos anteriores.

A partir de ese momento fijamos una entrevista y nos comunicamos.

Por lo general el tiempo que queda entre el primer contacto y la entrevista es un tiempo interesante ya que se van generando una cantidad de imágenes que pueden resultar de mucha utilidad más adelante.

Durante la entrevista, que dura aproximadamente 50 minutos escucho la propuesta y hago algunas preguntas, pero sobre todo escucho y observo lo que aparece.

Luego compartimos las imágenes que fueron surgiendo y las consideramos.

Llegamos a un acuerdo acerca de la forma que tomará el proyecto y entrego algunas pautas para que el trabajo continúe en esa dirección y manos a la obra.

Resulta complejo ser más detallista ya que las sesiones son todas distintas. Hay quienes vienen en busca de una crítica sincera y constructiva acerca de lo que están haciendo, quienes vienen en busca de renovar el sentido que tiene su trabajo.

También hay de les que vienen en busca de un final para su historia o para terminar de dar forma a una idea que no quiere mostrarse del todo.

Algunos casos en los que ni idea tienen de lo que buscan, pero si de la necesidad de encontrar algo nuevo.

Quienes quieren limpiar o emprolijar una rutina, etc.

Y por otro lado está todo el abanico de profesionales que sin buscarlo se encuentra forzado a pararse en la escena. Como es el caso de les docentes, músic@s, oradores, talleristas, etc. que su tarea les obliga a estar frente al público, sea cual sea la modalidad que el contexto imponga, siendo una pequeña minoría la que ha sido formada para ello.

En este grupo están quienes vienen a pedir ayuda para ganarle al pánico escénico o en busca de herramientas creativas que les sirvan para aplicarlas en sus presentaciones.

Y lo que más me gusta de todo esto es que es bastante común, que luego de compartir la experiencia, se vallan con la sensación de que encontraron lo que buscaban y algo más.

Pues ese “algo más” en la mayoría de los casos resulta más importante que aquello que venían a buscar.

Porque pasa eso?

No sé.

Yo creo que es Magia.