Dios te bendiga de manera especial. Este es el día que Dios ha hecho, nos alegraremos y gozaremos en su presencia. Es hermoso volver a encontrarnos en experiencia de reflexión en voz alta, dando gloria a Dios, porque él siempre ha sido bueno con nosotros. Nos estamos acercando al texto bíblico para encontrar en el esos encuentros maravillosos; muy humanos, poderosos, reconciliadores... Que se dieron dentro del contexto de una cena. El Señor nos está invitando a que participemos de una mesa, en el cual podamos disfrutar su presencia y disfrutar la presencia de otros en comunión. Cuando vamos al libro de Génesis en el capítulo 31 versículo 43 en adelante; nos damos cuenta de un encuentro familiar interesante. En la historia de Jacob y Labán con toda su familia. La Biblia relata que Jacób había tomado a Raquel, a Lea, todo su ganado y sus hijos; y se había ido de regreso a Betel. Pero de manera indiscreta y desacertada... Eso fue así porque no permitió que Labán se despidiera de su familia. Así que el texto dice que Labán persiguió a Jacob con coraje y desesperación. Esta situación provocó una crisis familiar que pudo tener unas consecuencias y unas repercusiones muy negativas. Cuando Labán los alcanzo, dice la escritura de que Labán y Jacob tuvieron una larga conversación. Pero esa conversación y esas reconciliación se da dentro del contexto de una cena. En el versículo 45 dice que, Jacob tomó un montón de piedras y erige en ese lugar... un altar... un lugar donde pudieran compartir. Y el texto dice luego Jacob y Labán se sentaron junto al montículo de piedras y compartieron un comida para celebrar esa experiencia de reconciliación. Ese nuevo pacto. Qué maravilloso ¿verdad?. El Señor también nos invita a lo mismo. Nos está invitando a sentarnos a su mesa para tener comunión con Él, pero también para tener comunión con nuestro hermano. La escritura dice que después de esto Jacobo ofreció un sacrificio en el monte y convidó a todos sus parientes a una gran cena. Esa fue la cena de la reconciliación. Allí se celebraba la unidad de la familia, la bendición de estar juntos. Asi que yo creo que es hermoso que en el día de hoy nos sentemos a la mesa. Busquemos esa expresión de vida familiar que necesitamos, de unidad de espíritu, de amistad conjugada; con seres humanos que necesitan también ser liberados, sanados, reconciliados con nosotros. Vamos a buscar un lugar de encuentro, y salud, y sanidad porque nuestro mundo lo necesita. Porque nuestra familia lo necesita... Porque nuestras vidas también lo necesitan... Señor que así sea... Que busquemos Señor, esta oportunidad de sentarnos a la mesa con aquel, que aunque no piense como yo, es tan digno como yo y por él también tu vida diste. Te suplico Señor que nos ayudes a vivir una vida llena de paz. Donde nuestro corazón, esté limpio Señor amado y nuestra intención sea buena. Buscando Señor amado reconciliarnos contigo y con nuestro prójimo. Gracias Señor, porque a través de tu palabra qué gran bendición nos das, de poder tener esos ejemplos bíblicos que nos ayudan a entender las realidades de la vida diaria. En muchos de nosotros también hemos tenido dificultades en nuestras vidas familiares y necesitamos también reconciliarnos; buscar espacios de unidad y de encuentro Señor, de amor sanador. Nos ponemos en tus manos Señor, en el nombre de Jesús amén.