Dios te bendiga de manera especial, este es el día que el Señor ha hecho, nos alegraremos y gozaremos en su presencia. Estamos comenzando una nueva serie basada en las conversaciones privadas de Jesús. Son las enseñanzas que se reciben, no desde la predicación, sino desde la conversación, con una buena taza de café. Este es el encuentro de Jesús de Nazaret con la mujer samaritana, Juan capítulo cuatro versículos del uno al treinta y ocho. Comienza esa experiencia reseñando, el evangelista, de que a Jesús le era necesario pasar por samaria. Le era necesario porque iba al encuentro de una mujer en necesidad, de un corazón roto. Le era necesario porque estaba dispuesto a cambiar su agenda para bendecir la vida de alguien completamente desplazado. Es interesante porque en ese encuentro, cuando usted lo va leyendo, se da cuenta que desde el principio hay una intención poderosa de Jesús de conectar con ella. Dice que era la hora sexta y que esta mujer viene a sacar agua en un momento inusual. Y Jesús le dice dame de beber, pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: " ¿Cómo tú siendo judío, me pides a mí de beber? Que soy mujer samaritana". Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Jesús se hace vulnerable a esta mujer desde el principio. No está necesariamente esperando que ella lo reconozca desde primera base. Simplemente esa experiencia donde empiece a dialogar sobre algo que es común y corriente. ¿Cómo saciar la sed? Pero inmediatamente en el corazón de esa mujer afloran esos conflictos no solamente de orden religioso, sino social que le afecta. Porque la realidad era que a Jesús se le notaba que era Galileo. Es interesante porque Jesús se vacía de sí mismo y se hace vulnerable, necesitando que la mujer le debe beber. Pienso que nosotros en alguna medida también debemos ser así, Que humildad, ¿verdad? Que enseñanza tan poderosa; Y claro, hay algo que también debemos enfatizar de este encuentro y esta conversación privada. Nuestra relación con otros ¿afecta nuestra relación con Dios? Nuestra relación con Dios ¿afecta nuestra relación con otros? Por otro lado, Jesús no le contesta la mujer samaritana su pregunta. Sino que la lleva a que se enfoque, en el conocimiento y en la relación con Dios. Le dice: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice, dame de beber, tú le pedirías y él te daría agua viva". En este relato se descubre que el don de Dios no es un libro, sino que es una persona, es Cristo mismo. Luego la mujer le pregunta: "¿acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob?". ¿Será Jesús mayor que nuestros antepasados? ¿Será Jesús mayor que en nuestros propios prejuicios y nuestra experiencia religiosa será Jesús mayor que nuestros días de culto? Yo creo que sí. ¿Y usted qué piensa? Cerca del capítulo catorce dice la biblia que Jesús vuelve a hablar con la mujer y le dice: "Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed. Más el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás. Sino que el agua que yo le daré en él, será una fuente de agua que salte para vida eterna". Qué conversación más profunda, más hermosa. Jesús nos está invitando, no sólo a la mujer samaritana sino a todos, a beber del agua que salta para vida eterna. Esa fuente de vida que es Él, para que no tengamos sed jamás. Que el Señor les bendiga.